La tendencia mundial hacia políticas comerciales proteccionistas (“reshoring” y “nearshoring”) influye definitivamente en los flujos de capital e inversiones.
El nacionalismo económico impulsado por situaciones como el Brexit, la guerra comercial entre EE. UU. y China y las políticas de “America First” han derivado en un aumento del “reshoring” (relocalización de las producciones a los países de origen) y “Nearshoring” (relocalización de la producción a países cercanos).
Aunque estas prácticas parecen ofrecer beneficios inmediatos como la reducción de la dependencia externa y la creación de empleos locales también conllevan riesgos comerciales a largo plazo.
-Interrupción de la cadena de suministros
-Represalias comerciales de otros países
-Reducción de las oportunidades de exportación
-Entornos volátiles por la incertidumbre regulatoria
-Elevados costes de adaptación de las empresas
Los principales países que practican ya el “reshoring” son:
-EE. UU.
A través de la reducción de impuestos a empresas nacionales, incentivos para la fabricación nacional y la ley de reducción de la inflación que promueve la producción de energías limpias y tecnología dentro del país
–Japón
A través de la oferta de subsidios a empresas que vuelvan al país a producir para reducir así la dependencia de las cadenas chinas de suministro
–Alemania
Muy pendiente de reforzar la vuelta de la producción al país, sobre todo en las industrias automotrices, electrónicas y farmacéuticas tras la crisis de los semiconductores y la dependencia energética del exterior.
–Francia
Con el plan de relocalización industrial que incentiva a las empresas a volver a fabricar en el país, sobre todo en sectores como la salud, tecnología y alimentos
–Italia
Al igual que los anteriores promueve políticas para reducir la dependencia de manufacturas externas, principalmente en los sectores textil y tecnológico
Las empresas multinacionales tienen irremediablemente que adaptarse a este nuevo entorno para mitigar los riesgos de nuevos aranceles, restricciones a las exportaciones y nuevas barreras comerciales.
Todo ello requiere una cuidadosa planificación y una gestión eficaz de riesgos.