Aunque las encuestas daban empate técnico en las elecciones de esta semana de EE. UU., la realidad es que, pese a las salidas de tono de la campaña republicana, los insultos, las faltas de respeto y las declaraciones radicales,
Trump ha vuelto y por la puerta grande.
No sólo ha ganado holgadamente las elecciones, sino que además ahora concentra en sus manos los tres poderes principales: Legislativo, ejecutivo y judicial.
El mundo observa expectante los próximos movimientos del nuevo presidente porque de una forma u otra todos nos vamos a ver afectados.
En lo que respecta a la economía, ¿cuál ha sido su promesa estrella en campaña?
El Aumento de los aranceles de importación (sobre todo a China) con la idea de usarlos como arma de negociación con todos los países.
Esta medida puede ser un arma de doble filo ya que las empresas suelen trasladar la subida de los costes arancelarios al consumidor final, lo que revertiría en más impuestos para los americanos, más inflación y tipos de interés altos.
Además, conllevaría la posible reducción del PIB y la destrucción de puestos de trabajo.
Las consecuencias para la economía mundial son importantes ya que los países emergentes dependen del dólar para financiarse, lo que provocará un encarecimiento del endeudamiento además de un golpe terrible para las exportaciones.
Esto, unido a las represalias que podrían tomar otros países ante esta política puede afectar de manera significativa al ya débil crecimiento mundial.
Dentro de los países mejor y peor parados por la repercusión de esta decisión, México y la UE son los peores parados, el primero por las tensiones políticas y comerciales además de las deportaciones.
El segundo, la UE, por la presión sobre la OTAN, que ha sido históricamente dependiente del gasto militar de EE. UU, si este se ve drásticamente reducido tensionará aún más las finanzas europeas cuya deuda pública actualmente es el 90% de PIB.
Por otro lado, uno de los países mejor parados será Brasil por sus exportaciones de Soja a China que ya suplieron las compras del gigante asiático a EEUU en la primera era Trump.